El consumo de fructosa ha aumentado en los últimos 50 años por la incorporación a la dieta de jarabe de maíz alto en fructosa (JMAF), presente en productos industrializados, como las bebidas azucaradas. Se puede asociar la ingesta de fructosa en altas concentraciones con el aumento de la obesidad y trastornos metabólicos. La fructosa, un azúcar natural que se encuentra en muchas frutas, se consume en cantidades significativas en las dietas occidentales. En cantidades iguales, es más dulce que la glucosa o la sacarosa y, por lo tanto, se usa comúnmente como edulcorante. Debido al incremento de obesidad entre la población joven y general y a los efectos negativos que puede tener a corto y largo plazo es importante considerar de donde provienen las calorías que se ingieren diariamente. Esta revisión describirá la relación entre el consumo de fructosa en altas concentraciones y el riesgo de desarrollar obesidad, resistencia a la insulina, lipogenesis de novo e inflamación.
PALABRAS CLAVE: Fructosa; Obesidad; tejido adiposo; resistencia a la insulina.