Ramón Fuentes & Nicolás E. Ottone

Mezey et al. (2022) informaron sobre una nueva descripción macroscópica del músculo masetero. El artículo es muy interesante y releva el estudio macroscópico de la anatomía humana. No esta todo descrito suficientemente y hay nuevos desafíos como el presentado en el artículo.

Resulta interesante resaltar que algunas referencias corresponden a textos de anatomía clásicos, como Gray ́s Anatomy (Williams, 1995), donde además se hace referencia a von Haller (1784). Esto nos lleva a tener siempre en consideración a los autores clásicos, sin necesariamente descartarlos por su antigüedad, siendo éstos un excelente complemento para las investigaciones actuales en morfología.

Complementar el estudio macroscópico con otras técnicas es un muy buen desafío planteados por los autores del articulo mencionado. Ellos utilizan la técnica de inclusión en metacrilato de metilo, y técnicas de imágenes como TC y RMN. Esto plantea un desafío en nuestros estudios o investigaciones en anatomía macroscópica. Podríamos agregar a esta lista de estudios complementarios la plastinación. En éste último caso, el desarrollo de técnicas de plastinación de cortes ultrafinos (microplastinación) (Ottone, 2020) para la identificación de esta porción del músculo masetero, per- mitiría su visualización más precisa y con un mayor detalle de definición, ya que se podrían alcanzar secciones transversales de hasta 30 mm, luego de la plastinación y de un proceso de corte y pulido, permitiendo además la aplicación de técnicas de tinción histológicas. Esto podría ejemplificarse con la identificación del puente miodural en muestras humanas realizado por Zheng et al. (2020), por medio de plastinación ultrafina. Zheng et al. (2020) gracias a la microplastinación, definieron como nueva entidad anatómica al tejido conectivo ubicado entre los músculos suboccipitales y la duramadre espinal cervical, identificándolo como puente miodural.

Supone un gran desafío poder corroborar esta nueva porción del músculo masetero con mayor número de estudios macroscópicos, es decir disecciones cadavéricas, sobre todo en relación a la cantidad de la muestra requerida para poder definir a una estructura como “nueva descripción o normal”, y sin considerarla como variación anatómica. En este sentido, Akita & Fukino (2022) reconocen esta porción “coronoidea” como parte del músculo masetero y plantean que ya se ha discutido sobre el tema anteriormente. Estos autores indican que este nuevo haz muscular ha sido denominado de múltiples maneras: zygomaticomandibularis [por Toldt (1904) y Sicher & DuBrul (1970) (Akita & Fukino, 2022)], porción profunda del masetero [por Eisler (1912) (Akita & Fukino, 2022)], porción maxillomandibularis [por Yoshikawa & Suzuki (1962) (Akita & Fukino, 2022)], y cabeza accesoria del músculo temporal [por Leonhardt et al. (1987) (Akita & Fukino, 2022)]. Por lo tanto, el poder disponer de cadáveres para realizar investigación anatómica es un tema relevante y vemos que su utilización sigue siendo de la mayor importancia. Por lo que los programas de donación surgen como una alternativa para poder proveer de suficiente material anatómico tanto para la docencia como para la investigación. Desde este punto de vista, se considera necesaria no sólo el aumento en el número de la muestra en las distintas técnicas anatómicas aplicadas, sino también la identificación por parte de otros grupos de investigadores de esta nueva porción del músculo masetero, para poder confirmar su existencia y no generar una situación similar a la que ocurre con las fascias del cuello, de las cuales existen tantas descripciones como anatomistas que las describen. La confirmación por diferentes grupos de inves tigadores, a su vez, podría dar paso a su consideración como una estructura anatómica normal, y no considerarla como una variación anatómica, y a su vez, daría paso a su inclusión en Terminología Anatómica Internacional, lo cual sería de extremo relevante.